Cuando llega septiembre, y con él un nuevo curso, surgen de nuevo las dudas sobre la elección de las actividades extraescolares.
¿Extraescolares si, no? ¿Qué elegir entre tanta variedad?
La oferta cada vez es más variada, aunque las diferentes actividades podrían agruparse en las siguientes:
-Música (guitarra, voz, piano…)
-Deportes (natación, baloncesto, patinaje…)
-Idiomas (inglés, chino, lengua de signos)
-Refuerzo escolar (academias, profesores particulares…)
-Arte (dibujo, escultura…)
-Otros (ajedrez, scouts, voluntariados…)
Lo primero que debemos tener en cuenta es que los niños y niñas ya cuentan con un amplio horario escolar, con multitud de asignaturas, en las que se abordan la práctica totalidad de los temas anteriores, aunque de una manera más superficial.
Las extraescolares deben suponer un momento de ocio y diversión para los niños y no una obligación más que cumplir en su rutina diaria.
Por lo tanto, lo más aconsejable es que sean elegidas por ellos mismos, teniendo en cuenta la oferta disponible, cercanía y horarios.
En este sentido, la familia cumple una importante función, ya que debe asesorar (explicarle bien las diferentes actividades, en qué consisten, qué días se llevarían a cabo) y asegurarse de que las actividades elegidas no entren en conflicto con el desarrollo de sus funciones más básicas, como son:
Tiempo suficiente para comer y descansar, tiempo dedicado exclusivamente al tiempo libre no reglado (es decir, para que hagan lo que ellos quieran), tiempo para terminar los interminables deberes y tareas escolares, etc.
La tarde no puede convertirse en una auténtica carrera, en la que las frases más comunes sean «date prisa que no llegamos a inglés», «merienda rápido», «corre a terminar los deberes antes de cenar»…
Por otro lado, las extraescolares no pueden sustituir el tiempo que debería pasar el niño ya en casa.
En ocasiones, la situación familiar no permite recoger al niño cuando finalizar el colegio, por lo que las extraescolares son el recurso perfecto para ampliar el horario escolar.
En esta situación, es realmente importante saber si los más pequeños quieren acudir a esas actividades, ya que si no, es aconsejable recurrir a otros métodos para que nuestros hijos estén atendidos sin saturarles de actividades, como por ejemplo, el servicio de acogida que ofrecen la mayoría de centros escolares, educadores que puedan recogerles del colegio y pasar tiempo con ellos, grupos de padres y madres que se turnan para cuidar de los niños…
La otra cara de las actividades extraescolares aparece cuando consideramos que son realmente necesarias y no como complemento de ocio.
Por ejemplo, clases de inglés, o academias.
Si un niño obtiene bajas calificaciones en matemáticas de manera continuada, lo más habitual es buscar apoyo externo para solucionarlo (academias o profesores particulares). Esto no siempre es lo más recomendable. La primera medida consistiría en tener una tutoría personal con el maestro o profesor, en la que nos pueda orientar sobre lo que está fallando y posibles formas de solucionarlo (libros de apoyo, ejercicios extra, acudir al orientador del colegio, recomendación de más horas de estudio, etc.).
En caso de que el profesor sí recomiende buscar ayuda externa, sería necesario explicárselo al niño y consensuar con él la mejor manera de llevarlo a cabo, dándole autonomía para poder elegir la hora o día que prefiera, en función del resto de su horario. De esta manera, reforzamos la idea de que él es el responsable de superar esta situación (en este caso, aprobar matemáticas), que tenemos en cuenta su opinión y que vamos a poner medidas para ayudarle a sobrellevar mejor esta dificultad, para que pueda conseguir resolverla con éxito.
Resumiendo, es importante no saturar el día a día de nuestros hijos e hijas de actividades y obligaciones.
Las extraescolares nunca pueden eliminar el tiempo a las actividades propias de su edad, como jugar y descansar.
Es recomendable dejar que ellos mismos decidan qué actividad prefieren realizar, ya que se trata de su tiempo de ocio (conviene recordar que estas actividades de ocio siguen siendo regladas y con normas, no es tiempo libre en sí) y, por último, no debemos utilizar las extraescolares como manera de ampliar el horario escolar hasta que podamos recogerlos del colegio, si el niño no desea acudir a estas clases, ya que, como hemos visto, existen otras alternativas.
Esperamos que te haya servido de ayuda este artículo sobre cómo elegir las actividades extraescolares para nuestros niños y niñas.
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Verónica Pérez Ruano
Directora de Raíces Psicología Infantil.
Psicóloga experta infantojuvenil M-25027