Hablar de un trastorno de la personalidad genera en la mayoría de las ocasiones incertidumbre y temor. Por ello, es importante que cuando una familia recibe este diagnóstico pueda contar con toda la información posible para desmontar los mitos o ideas preconcebidas que se tengan acerca de un trastorno de la personalidad.

El hecho de contar con información es muy importante ya que los trastornos de la personalidad acompañan a las personas que lo padecen en general durante toda su vida. Se trata de características de la personalidad de una persona que se mantienen estables en mayor o menor medida a lo largo del tiempo. Sin embargo, esto no significa que esto tenga que marcar para siempre la vida de las personas que lo padecen de forma negativa.

En estos casos, es especialmente importante contar con la ayuda de un profesional, ya sea un psicólogo, un psiquiatra, o ambos.

La información que reciben las familias es esencial para que comprendan lo que está sucediendo, además de poder explicar al resto de familiares o personas cercanas en qué consiste este trastorno de la personalidad, ya que en muchas ocasiones existen prejuicios acerca de este trastorno (y otros muchos).

Cuanta más información se tiene sobre estos trastornos menor es la incertidumbre y el miedo, y mayores son las fuerzas para trabajar sobre ello.

El diagnóstico del Trastorno Límite de la Personalidad

El Trastorno Límite de la Personalidad, también conocido como TLP, es un trastorno de la personalidad que se caracteriza porque las personas que lo padecen presentan una alta impulsividad y una inestabilidad del ánimo acusada, principalmente.

En niños pequeños es frecuente que las familias no puedan detectar estos síntomas ya que éstos comienzan a observarse normalmente entre los 8 y los 11 años de edad, aunque no es hasta el comienzo de la vida adulta, de los 18 a 21 años, cuando puede realizarse el diagnóstico como tal.

Estos síntomas se acentúan especialmente ante situaciones de estrés que se relacionan normalmente con relaciones sociales, familiares y sentimentales. Estos suelen ser los primeros indicadores que hacen sospechar a las familias que algo ocurre.

Mi hijo tiene Trastorno Límite de la Personalidad

Principales síntomas del Trastorno Límite de la Personalidad

Los síntomas característicos de las personas que padecen TLP afectan de manera significativa a muchos aspectos del ámbito social, académico y laboral.

Es característico que estas personan puedan presentar dificultades en el ámbito académico, dificultades para mantener un trabajo o cumplir con jornadas laborales estables y también presentar dificultades en las relaciones sociales (sobre todo en las relaciones sentimentales) debido a que estas suelen estar basadas en la dependencia emocional o bien suelen ser conflictivas.

En relación a la crianza, es frecuente que la gravedad de estos síntomas y su interferencia con el día a día de aquellos jóvenes que lo padecen hagan mella en la educación que reciben.

Por ello, es imprescindible que en la terapia que reciban estas personas, colabore también el entorno familiar. Este puede suponer una pieza fundamental a la hora de la adherencia a la terapia por parte de los jóvenes. El entorno de las personas que conviven con el TLP es de absoluta importancia.

¿Cómo se sabe si una persona tiene un trastorno de la personalidad límite (TLP)?

Un trastorno de la personalidad no es algo que se pueda medir como se mide la fiebre, es decir, no existe un grado en el que la persona puntúa al tener o no este trastorno, si no que en función de la gravedad de las características se puede estimar la dificultad que presentará esa persona en los diferentes aspectos de su vida.

El diagnóstico de este trastorno suele llevarse a cabo cuando un profesional detecta ciertas características como las anteriormente citadas, aunque también los testimonios de la propia familia y de la persona afectada en cuestión son muy importantes.

A través de distintas pruebas o test, los psicólogos y otros profesionales de la salud pueden determinar que una persona posee unas características de personalidad que interfieren con su vida, concluyendo este diagnóstico.

La información que aportan las familias y también la que pueda aportar la persona que acude al psicólogo es de vital importancia.

Normalmente, los adolescentes pueden describir mejor cómo se sienten. Esto junto con la información que pueda aportar la familia servirá al psicólogo de guía para descubrir qué está sucediendo.

¿El Trastorno Límite de la Personalidad es “para siempre”?

La evolución del TLP a lo largo de la vida varía en función de la edad de la persona, aunque la inestabilidad del ánimo y los síntomas emocionales suelen ser característicos de todas las etapas vitales.

La evolución del trastorno varía enormemente entre aquellas personas que reciben terapia psicológica (y en ocasiones, farmacológica) de manera continuada y aquellas personas que no cumplen con la terapia. De nuevo, el entorno familiar es esencial en el proceso de la terapia.

La terapia es una gran aliada para aprender a convivir con el TLP.

Referente a esto último, los síntomas y las consecuencias perjudiciales para las personas que lo padecen puede trabajarse, aunque esos rasgos de personalidad seguirán formando parte de la persona.

Es decir, uno puede ser impulsivo como rasgo de personalidad, pero también puede aprender a gestionar esa impulsividad de manera que no le suponga un conflicto en sus relaciones de amistad.

El TLP puede considerarse un trastorno que la persona debe aprender a lidiar y gestionar durante toda la vida pero donde puede llegar a obtener cierta estabilidad en los síntomas.

El tratamiento en el Trastorno Límite de la Personalidad.

El tratamiento recomendado para este trastorno es el tratamiento psicológico de manera continuada. Este tratamiento requiere de un gran compromiso y constancia por parte de las personas que padecen el trastorno, así como en ocasiones contar con terapia familiar ya que en los menores es fundamental la participación de aquellas personas significativas para ellos.

Además, la psicoeducación es fundamental para las familias, para que puedan conocer y entender cuáles son los síntomas de este trastorno, cómo se manifiesta, cómo pueden intervenir, etc.

Mi hijo tiene Trastorno Límite de la Personalidad

Recomendaciones para el día a día en el Trastorno Límite de la Personalidad

Además de la necesidad de contar con terapia psicológica en aquellas personas que padecen TLP, también son importantes las acciones que se llevan a cabo en el día a día y que pueden ayudar a lograr una mayor estabilidad.

  • Establecer y cumplir con las rutinas

Las personas con TLP a menudo sufren episodios depresivos que les dificultan el cumplimiento de pautas mínimas en el día a día como puede ser el hecho de hacer la cama, cocinar, cuidar de la higiene personal, etc. Por ello, es importante establecer el cumplimiento de ciertas rutinas aunque la persona afectada “no tenga ganas de hacerlas”.

El cumplimiento o no de estas actividades puede ser anotado en agendas o instrumentos similares, de manera que permita llevar un seguimiento de si se están cumpliendo o no las actividades.

Esto puede actuar como “alarma”, ya que si durante muchos días consecutivos la persona no consigue llevar a cabo las actividades diarias deberá recibir soporte por parte de la familia y también llevar un seguimiento con el/la psicóloga. Además, el apoyo de la familia es fundamental. Quizás la persona no se vea capaz de hacer la cama sola, pero sí hacerlo con el apoyo de algún familiar.

  • El ámbito educativo

El ámbito educativo está en gran medida afectado por la inestabilidad emocional y los episodios depresivos, que a menudo dificultan la capacidad de concentración y motivación de las personas que padecen TLP.

Ante estas situaciones es recomendable reajustar las expectativas y exigencias, tanto por parte de la persona afectada como por parte de la familia.

Esto no significa que las personas con TLP no puedan aspirar a tener estudios ni muchísimo menos, si no que deberán tener en cuenta que no siempre estarán igual de motivados y tendrán la misma capacidad para estudiar o acudir a clase.

En ocasiones puede optarse por no matricularse de todas las asignaturas, de manera que la carga de trabajo no suponga un estresor más para la persona. Esto no debe usarse como una excusa para no cumplir con las demandas educativas y es importante que esto sea controlador por el entorno familiar.

De la misma manera, el entorno familiar debe comprender la situación y apoyar a la persona cuando lo necesite. No es que la persona quiera “escaquearse” si no que en muchas ocasiones enfrentar las demandas del día a día se convierten en un verdadero reto y fuente de sufrimiento para las personas con TLP.

Asimismo, el o la profesional encargada de llevar a cabo el tratamiento puede coordinarse con el entorno educativo de manera que trabajen de manera conjunta.

No se trata que desde el entorno educativo se trate diferente a estas personas, pero si es necesario que el profesorado y demás personal educativo tenga formación y conozca las situaciones a las que puede enfrentarse. Además, puede servir de gran ayuda para controlar la asistencia a clase, puesto que las personas con TLP como se ha comentado anteriormente presentan enormes dificultades para cumplir las rutinas, y en ocasiones acudir a clase les puede suponer una gran osadía.

El entorno familiar también debe estar coordinado con el ámbito educativo para estar al corriente de las conductas y de la asistencia o no a clase de los jóvenes con TLP, de manera que puedan detectar si en algún momento la persona con TLP deja de acudir a clase, deja de cumplir con las tareas o experimenta cambios repentinos y bruscos de actitud.

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  • Aprender a conocer sus emociones

La inestabilidad emocional es una característica definitoria del TLP.

Esta inestabilidad emocional se caracteriza por cambios de humor bruscos y rápidos. Cualquier situación puede afectar de manera significativa al estado de humor de las personas con TLP.

La realidad es que nadie nace sabiendo gestionar y controlar sus emociones. Los niños y niñas aprenden de su entorno como lidiar con el enfado o la ira, cómo expresar la felicidad, etc.

Para las personas con TLP gestionar las emociones no es nada fácil, por mucho que tengan buenos referentes para ello. De la misma manera, las familias también deben aprender cómo actuar cuando sus hijos con TLP tengan problemas a la hora de regular sus emociones.

En terapia se trabajará y se hará gran hincapié en enseñar técnicas para aprender a gestionar las emociones. Por ello es también tan importante que las personas con TLP acudan de manera regulada a las sesiones de psicología.

  • Regulación del estado de ánimo en el Trastorno límite de la Personalidad

En cuanto al estado de ánimo, es importante aprender a relativizar, aprender a no tomar decisiones en caliente, conocer técnicas de relajación, etc.

A todos nos cuesta llevar a cabo esto, es decir, todos cuando estamos enfadados tendemos a tomar decisiones poco razonables, o nos cuesta relativizar en momentos de nerviosismo. Por ello, debemos pensar que si para nosotros es algo difícil, cómo de difícil le supondrá a una persona que de base tiene dificultades para esto. Por estos motivos, las familias deben ser pacientes y mostrar empatía.

  • Cumplir con las rutinas de sueño y de descanso y otros hábitos saludables

Llevar a cabo una correcta “higiene del sueño” es fundamental para todas las personas, y lo es aún más para aquellas personas que sufren problemas de regulación emocional como pueden ser las personas con TLP. El sueño cumple importantes funciones que incluyen la regulación emocional; tener un descanso adecuado puede servir de gran ayuda.

  • Consumo de sustancias

Las personas con TLP son más propensas que otras a abusar de drogas como el alcohol o semejantes. Por ello, es muy importante trabajar la prevención y cuidar el estilo de vida de las personas con TLP.

Fomentar desde pequeños hábitos de vida saludables puede actuar como un importante factor de prevención. Si una persona con TLP crece y se desarrolla en un ambiente en el que predomina la violencia, el abuso de drogas, hábitos de vida nocivos… tendrá un pronóstico muchísimo peor que aquella persona con TLP que se desarrolle en un ambiente sano.

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El apoyo familiar en el Trastorno Límite de la Personalidad

El entorno familiar es determinante en el desarrollo del cualquier niño o niña, y en las personas con TLP juega un papel fundamental.

Las familias deben estar al tanto de las características y las dificultades a las que puede enfrentarse una persona con TLP. La psicoeducación y el trabajo conjunto con el psicólogo será fundamental para poder hacer frente a las demandas y dificultades características de este trastorno.

Como hemos citado anteriormente, las rutinas, algo tan simple como hacer la cama, supone en muchas ocasiones un gran reto para las personas con TLP. Por ello, las familias deben apoyar y estar al tanto de todo lo que puedan manifestar las personas con TLP.

No obstante, esta implicación debe realizarse desde el respeto y el acompañamiento Es decir, el TLP no puede convertirse en un motivo para sobreproteger a un niño o niña, ni convertirse en un motivo de discriminación. Asimismo, se debe tener mucho cuidado de no “patologizar” esta situación. Se debe aceptar lo que sucede e intentar que las dificultades a las que puede enfrentarse una persona con TLP no marquen su vida de manera determinante.

Al final, se trata de personas con sentimientos, emociones, deseos, inquietudes y objetivos de vida que simplemente poseen unas características de personalidad que en ocasiones les dificultan gozar de una vida plena.

 

Sarah Leal Gómez

Psicóloga de Raíces Psicología