10 Mitos sobre el Déficit de Atención con Hiperactividad

La existencia del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad ha sido muy cuestionada desde diversas corrientes, llegando incluso a señalar que solo se trataba de niños aburridos en clase.

Existen diferentes razones por las que se ha sugerido que el TDAH no existe:
  • La primera de ellas se debe a que no se conoce a día de hoy porqué se produce o cuáles son las causas biológicas que lo generan.

Es decir, no encontramos el correlato biológico que lo causa, aunque sí sabemos que pueden verse afectadas ciertas áreas cerebrales:

– Lóbulo frontal: Menor actividad de la corteza prefrontal
-Afectación en los ganglios basales
– Anormal activación del cuerpo calloso
– Neurotransmisores alterados, especialmente noradrenalina y dopamina.

  • Otra de las razones que genera polémica en torno al TDAH es que muchas personas consideran que existe un sobrediagnóstico. Es decir, existen personas que cuestionan que el TDAH exista como tal y que en realidad simplemente se trata de niños que son más movidos que otros.

Es cierto que se ha tendido a diagnosticar en exceso el TDAH, en ocasiones sin pruebas previas y solo tras una breve charla con los progenitores se ha prescrito medicación, sin tener en cuenta la opinión de psicólogos, las pruebas psicométricas o las alternativas de tratamiento que existen antes de la medicación.

Que el TDAH se haya sobrediagnosticado en nuestros niños y niñas no significa que este diagnóstico no exista. Negarlo es invalidar la vivencia de muchas familias que conviven con niños TDAH y las dificultades a las que tienen que hacer frente, especialmente en el sistema educativo.

A continuación, trataremos de aclarar diversos mitos sobre el Déficit de Atención con Hiperactividad:

Mito 1 en el TDAH: “El TDAH es sólo un trastorno de atención”.

Esta afirmación es una creencia errónea, pero muy extendida en la sociedad, incluso entre algunos profesionales, como maestros o pediatras. Las personas con TDAH realmente no padecen problemas de atención.

La clave del TDAH no se encuentra en la atención, es más correcto hablar de Hiperfocalización.

¿Qué entendemos por Hiperfocalización? La capacidad de concentrarse en aquellas cosas que nos resultan interesantes.

En las personas con TDAH este fenómeno se manifiesta en aquellos temas o aspectos que le resultan relevantes.

Es decir, un niño con TDAH tendrá una gran capacidad de atención en aquellas cuestiones que sean de su interés, siendo la atención superior incluso que la de personas que no tienen TDAH.

Es en aquellos aspectos o materias que no son de interés para las personas con TDAH donde se observa ese “déficit” de atención.

Además, hablar simplemente de un “problema atencional” es muy reduccionista dado que el TDAH se manifiesta en una gran magnitud de dominios: cognitivos, emocionales, sociales, neuropsicológicos, físicos…

Pero es en las funciones ejecutivas donde encontramos una mayor afectación.

Las funciones ejecutivas juegan un papel fundamental y deben ser tenidas en cuenta a la hora de realizar una evaluación si existe sospecha de un Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad.

Mito 2 en el TDAH: La evaluación del TDAH solo tiene en cuenta si el niño es muy movido o se distrae mucho.

Existen múltiples criterios que es necesario tener en cuenta para diagnosticar un TDAH, como son:

La consistencia de las dificultades tienen que estar presentes en diferentes ambientes y no solo en el colegio o en casa, puede manifestar una dificultad para seguir instrucciones, evita iniciar tareas que le supongan un esfuerzo mental, tiene olvidos continuos en sus tareas cotidianas, se mueve en momentos en los que se considera inapropiado, teniendo en cuenta su edad y desarrollo, es incapaz de jugar tranquilamente en casi ningún momento, es impulsivo interrumpiendo continuamente antes de escuchar las instrucciones que se le intentan ofrecer, habla continuamente, existen interferencias importantes que afectan a sus relaciones sociales o académicas, etc.

Mito 3 en el TDAH: Solo puedo sospechar que mi hijo tiene TDAH cuando le veo estudiar.

Hay muchos otros aspectos que pueden ser clave en el diagnóstico para el TDAH y que pueden ser observados en el día a día:

  1. Psicomotricidad fina o gruesa: Las personas con TDAH (generalmente) son personas bastante “torpes”. Se observa que las manualidades, por ejemplo, no son su fuerte, pero sin embargo, poseen una creatividad muy elevada.
  2. Caligrafía: Por norma general, las personas con TDAH poseen una caligrafía difícil de leer y poco ordenada, incluso en edades adultas. Esto puede se puede trabajar pero es importante no someter a los niños a castigos basados en repetir una y otra vez las letras para que perfeccionen su escritura.
  3. Organización de la agenda: En la agenda de los niños con TDAH puede observarse que existe una gran desorganización. Además también pueden observarse problemas de planificación. Se observa que existe una gran dificultad en la medición de los tiempos, es decir, no planifican de manera adecuada el tiempo que les va a llevar hacer una determinada tarea, cuánto van a tardar en llegar a un sitio…
  4. También se encuentran dificultades a la hora de establecer metas.
  5. Otro de los dominios que hay que tener en cuenta a la hora de evaluar el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad es el funcionamiento de la persona nivel cognitivo. Anteriormente hemos citado que es muy importante prestar atención a las funciones ejecutivas pero además la memoria de trabajo y la velocidad de procesamiento también suelen estar afectadas y deben ser tenidas en cuenta.

En algunas evaluaciones se observa que el índice de memoria de trabajo es mucho más bajo que la comprensión verbal o el razonamiento fluido. Existe una gran diferencia entre unas puntuaciones y otras, destacando a la baja la memoria de trabajo.

  1. A nivel físico también se ha observado en niños y adolescentes con TDAH que existe cierto retraso en el desarrollo de algunas características físicas.
  2. A estas dificultades se suman en algunas ocasiones el fracaso escolar, problemas en asignaturas como matemáticas o física, conductas de riesgo, problemas en el ámbito familiar y con los iguales…

Mito 4 en el TDAH: “El TDAH es un trastorno muy reciente”.

El TDAH no es un trastorno nuevo, de hecho, se trata de un trastorno con una larga trayectoria de estudio, lo único “reciente” es la manera que tenemos de denominarlo.

La primera referencia que se tiene de lo que hoy en día conocemos como Trastorno Por Déficit de Atención con Hiperactividad se remonta a muchos siglos atrás; se han encontrado escritos donde se describe a niños movidos y más sensibles a la estimulación que otros. Por supuesto, en esa época no existían diagnósticos pero sí existían síntomas que han sido descritos muy similares a los que hoy en día consideramos síntomas característicos de personas con TDAH.

Mito 5 en el TDAH: “El TDAH solo existe en niños, no en adultos”.

La realidad es que existen muchas personas que han sido diagnosticadas de TDAH en la edad adulta.

Algunos de estos casos no obtuvieron el diagnóstico adecuado por diferentes motivos:

No acudieron a un especialista, no le dieron importancia a los síntomas, sus progenitores o su entorno no conocían la problemática o no supieron afrontarla, no existían un conocimiento tan amplio del diagnóstico como actualmente lo que provocaba que muchos casos pasasen inadvertidos, etc.

Por otro lado, existen casos de personas adultas que han sido diagnosticadas con TDAH y por ello se está investigando la existencia de un TDAH solo para adultos, además del TDAH en niños, en el cual se considera que los síntomas deben aparecer antes de los 12 años.

Mito 6 en el TDAH: “La evaluación para obtener un diagnóstico de Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad solo puede hacerla un neurólogo”.

El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad no tiene una base neurológica exacta que sirva para determinar el diagnóstico, por lo que no existe una prueba única que certifique el diagnóstico.

Como se ha comentado anteriormente, el TDAH engloba multitud de áreas a las que hay que atender, por tanto, se debe contar con un equipo multidisciplinar para poder evaluar de manera correcta a una persona de la que se sospeche que pueda cumplir con criterios para ser diagnosticada de TDAH: Pediatra, neurólogo, psiquiatra y psicólogo.

Mito 7 en el TDAH: “Las personas con TDAH no pueden controlar su impulsividad y pueden ser violentos”.

Esto es algo completamente falso. Es cierto que una de las características que cumplen las personas con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividades es que poseen una gran impulsividad, pero no existen datos que indiquen que eso lleve a ser una persona más violenta.

No se debe confundir la impulsividad con violencia.

Otro dato a tener en cuenta muy relacionado con la impulsividad es que se ha observado que los niños con TDAH tienen “aversión a la demora”, es decir, esperar les provoca mucho sufrimiento. Esto se relaciona con lo que se denomina en psicología la llamada “conducta inhibitoria”.

Es decir, son niños a los que les cuesta mucho evitar hacer algo en concreto. El autocontrol se puede ver afectado.

Tienden a actuar antes de pensar y aunque esto pueda tener consecuencias negativas para ellos o para otros, no lo hacen de manera intencionada.

En los niños se observa que esa impulsividad en ocasiones les impide seguir los juegos reglados, esto provoca en muchas ocasiones que sientan rechazo por parte de su grupo de iguales, o que se les reproche “hacer trampas”. De nuevo, esto no lo hacen de ninguna forma intencionada ni para molestar al compañero o ganar la partida.

Es muy importante tener en cuenta el aspecto emocional en las personas con TDAH.

Diversos estudios señalan que existe una gran vulnerabilidad emocional que caracteriza a las personas con TDAH. En ocasiones, se observa que existe dificultad para entablar relaciones de amistad y esto les genera un gran sufrimiento. Por tanto, es fundamental que si este aspecto afecta a su vida sea trabajado por parte de un psicólogo infantil y tenido en cuenta por parte de los progenitores, familiares y profesorado.

Por otro lado, se trata de personas que suelen ser regañadas constantemente tanto en el hogar como en la escuela:

“Estate quieto”, “escribe recto”, “no te salgas de las líneas”, “tu agenda es un desastre”, “tu letra no se entiende”…

Las personas con TDAH están sometidas, sobre todo de manera previa al diagnóstico, a este tipo de comentarios que merma su autoestima.

Por tanto, se debe fomentar una sana autoestima y enseñar estrategias compensatorias que permitan que el desarrollo vital y académico de la persona sean lo más satisfactorios posibles.

Es muy importante reforzar el esfuerzo que realizan para avanzar en las áreas que más les cuestan.

Mito 8 en el TDAH: Es obligatoria la medicación para tratar el TDAH

La medicación para el Trastorno con déficit de Atención e Hiperactividad no es obligatoria. No todos los niños la necesitan ni se ven beneficiados de tomarla.

Sí es recomendable en muchos otros casos, aportando beneficios a las personas que comienzan a tomarla, puesto que disminuye la sintomatología en un gran porcentaje de niños.

La medicación debe siempre estar pautada por un profesional y valorar cada caso en particular, además debe ser siempre tomada de manera reglada y constante. De manera contraria, puede relacionarse con casos de adicción. Por lo que no tomarla de manera adecuada generará consecuencias negativas.

En los estudios referentes a la medicación para el TDAH se ha observado que es en la adolescencia cuando mayor beneficio genera.

En periodos anteriores será necesario valorarlo, teniendo en cuenta el riesgo y beneficio que aporte dicha medicación, valorando otros factores importantes, como nivel de afectación en su vida cotidiana, dificultades académicas importantes, problemas para relacionarse que le impiden mantener un adecuado desarrollo social.

En ningún caso la medicación puede ser pautada para generar comodidad a los padres, como por ejemplo, para evitar que el niño se nueva tanto en casa o nos demande una excesiva atención.

Mito 9 en el TDAH: No hay posibilidades de que el niño mejore cuando ya sabemos que es TDAH.

Como hemos visto el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad es un trastorno que engloba multitud de aspectos más allá de la atención y en el que deben atenderse diversidad de ámbitos.

Es importante trabajar en conjunto y hacer partícipe a las familias y al ámbito educativo, puesto que van a existir dificultades tanto a nivel emocional como social y educativo.

Por supuesto, estas dificultades no son determinantes para la vida de una persona con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad. Se puede trabajar en ellas y obtener importantes mejorías para que estas dificultades generen la menor interferencia.

Las líneas de intervención en psicología para provocar una mejoría cuando a un niño o adolescente se le diagnostica TDAH son:

– Enseñar a la familia cómo acompañar a su hijo, anticiparse a las dificultades que puedan aparecer y capacitar a los padres para saber atender las necesidades que surjan.
– Atender su estado de ánimo, descartando ansiedad, depresión o baja autoestima e interviniendo en estas áreas si fuera necesario.
– Trabajo en habilidades sociales, si presenta dificultades para relacionarse con niños de su edad.
– Trabajo para organización y planificación, siguiendo técnicas psicológicas basadas en la evidencia, como autoinstrucciones y solución de problemas.
– Reconocer sus síntomas, analizar en qué momento les puede causar un mayor malestar y como lidiar con ello.
– Ejercicios concretos para el manejo de la impulsividad y entrenamiento en atención.
– Enseñar estrategias de aprendizaje que mejoren el rendimiento académico.
– Promover hábitos saludables que impacten de manera directa en la salud del niño, tales como practicar ejercicio con regularidad, mantener una alimentación adecuada, asegurarnos de que tiene un correcto descanso y horas de sueño y que disfruta de suficiente tiempo libre en espacios naturales que permitan el libre movimiento. Se recomienda evitar las pantallas.

Mito 10 en el TDAH: El diagnóstico solo sirve para etiquetar a los niños.

Como hemos podido analizar en este artículo, son múltiples las situaciones que pueden provocar dificultades en los  niños o adolescentes.

Tener un buen conocimiento acerca del trastorno y de lo que el TDAH conlleva, nos ayudará a entender las conductas, pensamientos y emociones de nuestros niños, para no culparles por mostrar sus síntomas, si no que podremos entenderlo y acompañarlo con más respeto y cariño.

Tenemos que seguir luchando porque los niños con TDAH no sufran rechazo por parte del entorno educativo o social. Y esta aceptación incondicional empieza en casa.

Sabemos que es un diagnóstico que puede ser muy demandante para la familia y cuidadores, porque son niños con mucha energía y que reclaman mucha presencia por nuestra parte, además de un gran apoyo emocional.

Por eso mismo tenemos que recordarnos que sus síntomas no son intencionados y que ellos son los primeros perjudicados cuando no pueden centrar su atención o evitar moverse en momentos que se considera inapropiado. Son los que viven en su propia piel, miradas de reproche, continuas faltas de atención y sensación de que siempre están fallando.

Atender la salud mental y emocional de nuestros niños es igual o más importante que reforzar el área académica.

Que la autoestima de los niños y adolescentes con TDAH no se vea afectada y que puedan vivir una vida plena y feliz, pasa porque su entorno más cercano les acepte incondicionalmente, como la persona que son, y no como el niño que sus padres querrían que fuera.

Esperamos que te haya servido de ayuda este artículo de los 10 mitos sobre el Déficit de Atención con Hiperactividad

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