Una de las grandes preocupaciones que ronda la cabeza de muchas familias es si sus hijos/as se adaptaran bien a su entorno, si tendrán un buen grupo de amigos, si estarán rodeados de amistades “buenas” o si por el contrario se rodearán de amistades que les lleven “por el mal camino”.

El concepto de amistad no es el mismo a todas las edades y dista mucho de lo que los adultos entienden como amistad.

A medida que los niños y niñas crecen irán ampliando su círculo de amistades y llegarán a darle una gran importancia al hecho de pertenecer a un grupo social. Concretamente, es en la adolescencia donde el grupo de amigos y de amigas cobra el mayor protagonismo; hasta llegar a este estadio de desarrollo, el concepto de amistad así como la necesidad de pertenecer a un grupo va variando enormemente.

Es importante conocer cómo va evolucionando el concepto de amistad según la edad, para evitar preocupaciones innecesarias o por el contrario, para darse cuenta de si está sucediendo algo fuera de lo que se considera natural y adaptativo para el niño o niña en cuestión.

A continuación, señalamos distintos aspectos importantes que pueden hacerte entender qué se espera del concepto de amistad a cada edad, y de qué manera puedes favorecer que tu hijo/a se integre en un grupo social, aunque no debes olvidar que cada niño tiene su propia personalidad y la necesidad de pertenecer a un grupo social o de tener un gran grupo de amigos no es el mismo para todos los niños.

Atender al estadio evolutivo en el que se encuentra cada niño/a

Como siempre, para determinar si algo es adaptativo o si por el contrario nos encontramos ante algo “alarmante”, es importante atender al periodo de desarrollo en el que se encuentra cada niño y niña.

El concepto de amistad va variando a lo largo de los años. De manera que no se puede esperar que un bebé de 2 años de edad se muestre muy cariñoso e involucrado con niños de su misma edad, puesto  que a esta edad para los bebés el concepto de amistad no existe, o por lo menos, dista mucho del concepto de amistad que se irá desarrollando en edades posteriores.

Por otro lado, que un adolescente apenas salga de casa y manifieste que se siente solo o que no tiene muchos amigos sí podría considerarse más alarmante, puesto que a estas edades los amigos cobran una importancia fundamental y los adolescentes pasan la mayor parte del tiempo con sus grupos de iguales.

De cara a que las familias no se alarmen si observan que sus hijos e hijas no tienen un gran grupo de amigos, es necesario aclarar qué se espera a estas edades del concepto de amistad:
  • 0 a 3 años: Los bebés no comprenden el concepto de amistad y tampoco son capaces de crear grupos de amistades o de estrechar lazos afectivos de amistad con otros bebés. Se encuentran inmersos en ellos mismos y en sus figuras más cercanas, como pueden ser sus progenitores.

A los 2 años los niños pueden compartir espacio con otros bebés e interactuar con ellos de cierta manera, intercambiando juguetes, compartiendo el mismo espacio… Sin embargo, a estas edades no se puede esperar que los niños/as jueguen en grupo o compartan de manera  intencionada sus juguetes. Se encontrarán jugando más a gusto con otros niños con los que hayan compartido más tiempo (por ejemplo, compañeros y compañeras de escuela infantil, primos o primas, amigos cercanos de la familia) o hayan tenido experiencias positivas. También interactuarán con el entorno y sentirán cierta curiosidad por otros bebés que pueda tener cerca. Sin embargo, a estas edades no se puede esperar que los niños/as forjen lazos de amistad unos con otros de manera tan intensa como pueden hacerlo en edades superiores.

 

¿Por qué mi hijo no tiene amigos?

 

  • 4 a 6 años: El concepto de amistad evoluciona y los niños y niñas ya no se encuentran tan inmersos en sí mismos. A estas edades los niños mostrarán interés por sus iguales, pero no por todos y no de la misma manera.

¿Qué quiere decir esto? A estas edades buscarán la compañía de otros compañeros/as de juego con los que se sientan afines y compartan gustos e intereses. Por ejemplo, aquellos niños/as que les guste jugar al tenis preferirán y elegirán compañeros de juego que también muestren estos intereses.

Es importante resaltar que a estas edades los niños no diferencian “mejores amigos”, aunque es una expresión que pueden utilizar. Es decir, no diferencian compañeros de colegio con “amigos de verdad”. A estas edades las familias pueden charlar con sus hijos acerca de sus “amigos” para comenzar a establecer las bases de lo que significa tener una relación de amistad sana, siempre teniendo en cuenta la edad del niño y su capacidad de comprensión. Por ejemplo, con los más pequeños se puede charlar sobre qué cosas hacen los buenos amigos: los buenos amigos no nos empujan, no nos gritan, son amables con nosotros, etc. de cara a evitar situaciones de abuso o conflicto que los niños/as no sean capaces de detectar como algo que deben evitar. Este tipo de charlas permitirán que en edades superiores los niños y niñas tengan claro qué deben esperar de una relación de amistad y detectar aquellas situaciones en la que no están siendo bien tratados.

 

¿Por qué mi hijo no tiene amigos?

 

  • 7 a 9 años: A estas edades las amistades van cobrando más importancia y comienzan a formarse “pequeños grupos de mejores amigos”. Comienzan a tener en cuenta los sentimientos y necesidades de los otros y el tipo de juegos comienza a ser diferente: comienzan a tomar protagonismo los juegos basados en reglas y las normas, y aquellos niños que no son capaces de respetar estas normas o reglas suelen ser apartados en ocasiones del grupo. En estas situaciones las familias deben hablar con sus hijos de la importancia de respetar a los demás (por ejemplo, de cara a cumplir las normas de un juego) pero también deben hablar del valor de la tolerancia, dado que hay veces que hay niños que les cuesta más seguir las normas o las reglas de los juegos (por ejemplo, en niños/as con Trastorno por déficit de atención e hiperactividad) y no por ello deben ser excluidos de los juegos o del grupo de amistades. También se debe hablar del valor de la inclusión, de cara a que entiendan que habrán personas o compañeros de grupo que no les agraden de la misma manera que otros, pero que deben siempre respetar a los demás, y evitar situaciones de acoso a otros o de exclusión.
  • 9 años en adelante: A partir de los 9 años el concepto de amistad comienza a cobrar una gran importancia. Las amistades ya no solo se basan en compañeros afines de juego, sino que también comienzan a entenderse como espacios donde poder hablar de sus sentimientos, necesidades, sueños e inquietudes. Comienzan a establecerse relaciones de amistad más maduras y estables. Al acercarse a la adolescencia, los grupos de amistad serán considerados un referente para el niño/a en cuestión. El hecho de pertenecer a un grupo social tendrá un gran significado para el/la adolescente y determinará en gran medida sus gustos y preferencias.

¿Por qué mi hijo no tiene amigos?

 

Es importante a todas las edades charlar con los niños sobre el concepto de amistad y las bases de una relación de amistad, dejando claro que los amigos deben ser personas que nos quieran y nos acepten, y que no debemos cambiar de manera radical nuestra forma de ser o de personar en base a lo que hagan o digan otras personas.

La presión social (sobre todo en la adolescencia) lleva a muchas a personas a sentirse en la necesidad de cambiar sus gustos o sus pensamientos para poder encajar en un grupo.

Fomentar su autoestima

Muchos niños/as no se sienten con la capacidad de poder hacer nuevas amistades porque no se sienten seguros de sí mismos. Por ello, desde el hogar es importante trabajar sobre la autoestima y la seguridad de niños y adolescentes, para que sientan que son personas valiosas con muchas cosas que aportar al resto de personas, y cuando se vean en la situación de poder forjar nuevas amistades, sientan que tienen valor y capacidad de ser queridos y aceptados por otros.

Además, una autoestima sana es una gran aliada para luchar con esa “presión social” que muchos adolescentes sienten y experimentan.

Nos referimos a situaciones donde muchos adolescentes se ven obligados a ser quienes no son solo por la necesidad de ser aceptados e incluidos en un grupo. Cuando una persona tiene claros cuáles son sus valores y fortalezas entenderá que debe pertenecer a un grupo donde se le acepte tal y como es, y no sentirá esa gran necesidad de hacer lo que sea y de cambiar cualquier aspecto de su físico o personalidad para poder ser aceptado en un grupo.

 

¿Por qué mi hijo no tiene amigos?

 
Comprender y aceptar su personalidad

Muchas familias sienten la necesidad de que sus hijos realicen más actividades sociales. Sin embargo, hay que respetar y entender que cada persona tiene unas necesidades diferentes, y aunque por norma general hay etapas (como la adolescencia) donde las amistades cobran una gran relevancia, habrá personas que disfruten más realizando actividades en solitario que en grupo.

No obstante, es importante prestar atención a la personalidad de cada niño. Es decir, una señal de alarma es observar como de repente un niño/a que era sociable deja de serlo.

O un niño que era muy alegre de un día para otro se convierte en una persona triste y solitaria. Estos cambios repentinos de forma de actuar pueden ser una señal de alerta para las familias y un indicio de que algo ha dejado de funcionar.

Este tipo de situaciones se observa mucho en las aulas, en casos de acoso escolar. En este tipo de situaciones es fundamental que los niños se sientan apoyados a alzar la voz y hablar de aquello que les está sucediendo, así como la participación de los colegios e institutos y las familias.

Involucrarle en actividades de grupo

Una manera de fomentar que los niños/as se relacionen con sus iguales es involucrarles en actividades en grupo, donde puedan compartir tiempo y aficiones con personas de su edad.

Esto debe surgir siempre desde el respeto al niño, ya que como hemos comentado antes muchas veces estas ideas surgen más de las necesidades de las familias que de los propios niños/as. En general, suelen ser los niños los que solicitan a sus familias involucrarse en actividades en equipo (fútbol, baile, baloncesto, clases de música, clases de pintura, etc.) aunque habrá en ocasiones en las que sean las familias las que tengan que proponerle esto a sus hijos/as.

 

¿Por qué mi hijo no tiene amigos?

 
¿Qué debemos tener en cuenta?
  • Que el niño/a sea quien tenga la iniciativa de formar parte de alguna actividad, o bien que si la familia lo propone, el niño esté de acuerdo.
  • Que la actividad a la que el niño acuda sea acorde a sus gustos. Por ejemplo, si apuntamos a un niño al fútbol pero este niño/a odia los deportes, esa actividad supondrá un “infierno” para ese niño/a en cuestión, y lejos de acercarle a compartir tiempo con sus iguales, esto solo supondrá que el niño/a se aísle y pase un mal rato.
  • Que las actividades no ocupen todo el tiempo del niño/a. Los niños necesitan tener tiempo de descanso después de sus actividades escolares, por tanto, si todas las tardes están llenas de actividades extraescolares los niños/as se verán abrumados y no querrán asistir.

Es importante atender a la personalidad de cada niño y también al periodo evolutivo en el que se encuentra antes de determinar si nuestro hijo/a tiene problemas de amistad o problemas para relacionarse o si simplemente se trata de algo natural acorde a su edad y a sus gustos y preferencias.

Sarah Leal Gómez

Psicóloga de Raíces Psicología